Con esto de tener que aflorar facturas -tanto en ayuntamientos como comunidades
autónomas- resulta alucinante lo que estamos viendo. Decía Rajoy que no se puede vivir
en un país que no paga y, ciertamente, tiene razón. Lo que le faltó por contar es que vale
más exiliarle, ya que, los volúmenes de impagados  que estamos descubriendo, son como para
echar a correr. Fíjense si no en el caso de Peleas de Abajo (Murcia). Se trata de un
municipio con 274 habitantes y que tiene una deuda, ojo, de 4,6 millones de euros. Sí,
han leído bien. Un pueblo menor a cualquier barrio de una ciudad pequeña ha sido
capaz de generar semejante pufo. Pues bien, cuando al actual alcalde –el señor de la
foto-  le preguntaron por el desaguisado fue contundente en su conclusión: es imposible
que lo puedan pagar. Ingresan al año 50.000 euros y el anterior responsable, no sólo fue
capaz de sacarle a los bancos tanto dinero, sino que cobraba un sueldo de 20.000 euros
al año. Como ven, un auténtico disparate que ha llegado a más de 15.000 millones de
euros en el total del Estado.

A mí, en verdad, la situación me inquieta. Que nadie espere una recuperación hasta
que, las deudas generadas en la época del desmadre, como es lógico, se paguen.
Imagínense si no el caso de una familia cualquiera. Hasta que no quite la hipoteca que
tiene sobre el piso, difícilmente podrá volver a consumir más. Pues así, obviamente,
todas las administraciones públicas. Si no van eliminando la inmensa carga que tienen,
resultará harto difícil que hagan de motor económico como algunos le piden. El gran
problema de este país es el paro, claro está, pero una buena parte de la solución se
encuentra también en ponerse al día de todo lo que debe.