En realidad, el «efecto llamada» para obtener una licencia en las Viviendas de Uso Turístico (VUT) se produjo en agosto del año pasado. Recién llegado al cargo, el consejero del ramo, Ovidio Zapico, dijo en la Feria de Muestras que cambiaría su regulación. En resumen, viendo de donde viene, podemos interpretarlo como un intento de prohibición. Eso, claro, puso en alerta a los propietarios. Máxime cuando ya tenían la experiencia previa de la nefasta Ley de Vivienda. Nuestro Ayuntamiento ahora aplica una moratoria en su concesión, para cuatro barrios de la ciudad que considerada tensionados. Moratoria, digo, que puede chocar con dos cosas. Primera, que no se ha hecho todavía esa norma autonómica de la que habla (y habla) Zapico y segunda, que se está interviniendo una actividad comercial que encima quieren gravar más. Reconocida como tal, recuerden, en la sentencia del Tribunal Supremo para el edificio La Jirafa de Oviedo. Por tanto, restringir cualquier actividad profesional, empresarial o mercantil debe de estar muy bien argumentado. En caso contrario, la Justicia la tumbará. Se está caminando, pues, sobre el hielo fino. En otros lugares, han optado por endurecer los requisitos para la obtención de estas licencias. Que tengan una entrada independiente del portal del edificio o que se pueda revocar ante denuncias por alterar de forma reiterada la convivencia. Los problemas de que produce la masificación de este tipo de alojamiento están claros. Las VUT son al sector hotelero, lo mismo que fueron los Uber al mundo del taxi.
@balbuenajm