Según el padrón municipal, comenzamos el año siendo más. Esto es, hemos superado de nuevo la barrera de los 275.000 habitantes. En concreto, somos ya 275.750 gijoneses y gijonesas, teniendo que remontarnos hasta ocho años atrás (2017) para encontrar una población similar. Digo más, hemos incrementado la cifra de residentes en 1.976 personas. ¿Significa esto que hay más nacimientos en el concejo? Nada de eso. El número de niños/as por debajo de los 15 años sigue cayendo. De hecho, en el Hospital de Cabueñes han cerrado 2024 con el nacimiento de 1.190 bebés, muy lejos de los 2.000 que venían al mundo de media hace una década. Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado? Sin duda, la inmigración. La llegada de personas procedentes de otros países es quien ha rellenado los huecos que vamos dejando. ¿Acaso han venido por alguna ley demográfica creada desde el Principado? ¿Acaso por la gestión de algún comisionado para el reto demográfico engendrado ad-hoc para tal fin? En absoluto, llegan a la ciudad por el buen momento económico que estamos viviendo. Es decir, debido a el trabajo que ofrecen las empresas y su acuciante demanda de mano de obra. Seguimos siendo una sociedad muy envejecida y eso se nota a la hora de cubrir los puestos de trabajo. Por tanto, no descubrimos nada nuevo asegurando que, si hay dinamismo económico, nuestra población aumentará como sucedió en la década de los sesenta y setenta. Sin falta de ninguna regulación artificial: simplemente, es la propia economía quien hace de cabeza tractora.
@balbuenajm