Mientras lo privado avanza en Gijón, lo público se queda estancado. Así, tanto el hospital del Grupo Quirón como la implantación de la Universidad Europea en los nuevos terrenos del Parque Científico y Tecnológico representan dos proyectos transformadores de la ciudad que van hacia delante. En total, hablamos de más de 80 millones de inversión y la creación de unos 700 puestos de trabajo. Máxime, cuando el pasado martes también supimos que Arcerlor-Mittal deslocaliza su actividad administrativa y las dificultades de Duro Felguera crecen día a día. Resumiendo, vamos a recibir una inyección económica que cualquier urbe querría para sí. En cambio, lo público sigue igual: en un limbo insoportable del cual es incapaz de salir. El vial de Jove -tras la estafa del Ministerio de Transportes- sigue sin avances, la obra del hospital de Cabueñes parada, las parcelas de la ZALIA nadie las compra y el eterno plan de vías dando vueltas. Como ven, un panorama desolador. Sin embargo, lo privado siempre es objeto de crítica y lo público tiene un cierto halo de santidad. Lo que debería verse como una oportunidad de oro (dos inversiones relevantes en sectores clave para los gijoneses), acaba resultando una amenaza (qué si va a perjudicar a la Universidad de Oviedo, a la sanidad, etcétera). Sin duda, tenemos que cambiar el chip. No puede ser que cualquier proyecto se vea como una especie de maldición: algo que nos va a perjudicar por el simple hecho de no ser público. Repito, hay que cambiar el chip.
@balbuenajm