El sector inmobiliario está viviendo un momento dulce. Dicho de otra manera: se vende todo lo que se construye. El año pasado se visaron proyectos para 2.608 pisos y casas. Una cifra cercana a la de los años del estallido de la burbuja inmobiliaria: en 2010 llegó a 3.119 inmuebles. Son datos de las direcciones de obra llevadas por los aparejadores donde se destaca un incremento del 37,7% con respecto a 2023. El porqué de esta situación tiene varias explicaciones. Una de ellas es la resaca de la propia burbuja. Es decir, durante más de diez años -a lo que hay que sumar el parón de la pandemia- las promociones eran escasas. Había miedo a construir al no tener claro la demanda. El sector se estaba recuperando lentamente de una crisis que llevó a reducir su contribución al PIB a la mitad. Pasó del 10,84% en 2006 al 4,76% en 2022. Como ven, toda una escabechina de constructoras que cesaron en su actividad. A la postre, se calcula que aproximadamente el 23% del total.
Sin embargo, la demanda siguió otro camino. Comenzó a recuperarse antes, entre otras cosas, puesto que el ahorro se destinó a la adquisición de vivienda. Nunca en la historia se compraron tantos pisos en efectivo. Es decir, sin falta de financiación. La lógica era que no existía ningún producto mejor de inversión que un inmueble, debido a que los activos financieros apenas daban réditos. Asimismo, debemos achacar estas ganas de comprar al buen momento económico. El que estemos en récord de empleo hace que muchas personas se animen a ser propietarios. Tanto, que actualmente la demanda supera a la oferta con creces y ha generado una subida de precios. ¿Podríamos considerar que estamos ante otra burbuja inmobiliaria? Sin duda, no. La de 2008 vino muy marcada por los préstamos. Esto es, se animaba a cambiar una renta por una hipoteca. La banca lo financiaba todo, hasta los gastos personales, sin ningún pudor. Incluso en plazos irreales (50 años) que multiplicaban por tres lo pagado por la casa. Algo que ahora no se ha producido. Se ha aprendido la lección y el crédito es más mucho más selectivo. Estamos, pues, ante un boom de la vivienda que se irá estabilizando. Nuestra economía, al igual que le pasa al resto de Europa, tenderá a enfriar y con ello se moderará también la venta. No estamos, como creen algunos, ante un crecimiento infinito, sino en una expansión con límites.
@balbuenajm