Sí, tuvo que encontrarse el bosón de Higgs antes de que algún responsable de las antiguas cajas de ahorro fuese imputado. Me refiero, claro está, a la querella presentada por UPyD contra 33 ex directivos de Bankia y admitida a trámite por la Audiencia Nacional. Vamos, que hasta ahora parecía como si nadie hubiese tenido la culpa de la mayor quiebra bancaria de este país. Dicho de otra forma: debía ser por azar que los 304 millones de beneficios presentados en las cuentas se convirtieran en un rescate de 23.000. Ni idea de cómo semejante disparate se produjo, porque, a la postre, todo el mundo miraba para otro lado. El juez, sin embargo, lo tiene claro cuando señala algo contundente: «distorsionaron las cuentas a fin de dar la impresión o crear la ficción de que su situación patrimonial era mejor». Resultado: engañaron a los accionistas. Fusionaron cajas tocadas para formar un banco hundido. El Consejo de Administración de Bankia les hizo comprar acciones a 3 euros cuando ahora están por debajo de uno. Y lo planificó, tal y como relata en los 49 folios, a sabiendas de que esa no era ni mucho menos la realidad. Digo más, hace poco me comentaba un empleado las múltiples presiones que tuvieron para comprar acciones. «Veían tu cuenta con algo de dinero», me dijo, «y te llamaban para que invirtieses sí o sí ». En fin, queda todo dicho.
Mis felicitaciones a los de Rosa Díez por poner el dedo en la llaga. Ahora, deberían recorrer ese camino personajes que gobernaron la CAM, Cataluya Caixa, Caixa Galicia y alguna que otra más. Doña Justicia tiene trabajo a mansalva si quiere (o se atreve) investigar a tanto sinvergüenza.