El pasado viernes, toda la prensa se hacía eco de la imputación de France Télécom en la causa que investiga los suicidios de 35 trabajadores de la compañía entre 2008 y 2009. Es la primera vez, además, que el expresidente de una de las principales empresas francesas es imputado por mobbing. Y todo esto ocurre en el país que vio nacer a Émile Durkheim, padre de uno de los conceptos más influyentes de la sociología moderna, la anomia.
La ausencia de normas o la incapacidad de la estructura social para proveerlas a los individuos impiden que éstos logren alcanzar determinadas metas dentro de la sociedad. Esto es lo que ya en 1897 opinaba Durkheim, quien escribía que la tendencia anómica inherente al suicidio tiene su origen “en el mundo del comercio y de la industria”. El sociólogo francés demostraba ser un avanzado de su época al describir el suicidio como dependiente de crisis supraindividuales, socio-culturales, económicas y políticas, más allá de los condicionantes psíquicos de los sujetos.
Las estadísticas de suicidios en France Télécom superaban la media nacional en 2009, cuando la edición española de Vanity Fair denunciaba que la dirección de la compañía premiaba con remuneraciones extras a los ejecutivos que consiguieran que los empleados abandonaran voluntariamente la empresa. Al menos 35 de ellos la dejaron de una manera que, previsiblemente, no entraba en los planes de los estos altos directivos. Pero la Justicia francesa considera que se pudo haber “puesto en marcha un sistema destinado a crear el sufrimiento a sus empleados”.
Los estados fracasan si no son capaces de regular adecuadamente las dinámica propias del capitalismo post moderno o de equilibrarlas mediante normas jurídica que limiten el excesivo afán de lucro. Y en el contexto de una crisis económica como la que asuela a buena parte de Europa, esto se traduce en multiplicación de las consecuencias no deseadas. Ya el propio Durkheim trató de medir con los datos estadísticos a su alcance la influencia de las crisis económicas sobre la tasa de suicidios, encontrando una correlación positiva entre ambas. En este caso, la recesión económica parece haber influido mucho en el episodio de los empleados de France Télécom, ya que los informes médicos aportados al sumario dicen que los trabajadores que decidieron acabar con sus vidas eran, aparentemente, personas equilibradas en lo emocional y no especialmente vulnerables.
Quizás el acoso no haya sido suficiente, a pesar de que el estrés y el miedo se hayan incrementado en el mundo laboral hasta límites insoportables en algunos casos. Por si acaso, yo apuntaría al menos dos razones más: una cultura del trabajo que ha convertido a éste en un fin en sí mismo y la incapacidad para diseñar estrategias colectivas de resistencia. También fue Durkheim quien escribió que los lazos morales, organizados en relaciones de solidaridad, son los que vinculan a los individuos entre sí. Pero esto merece, al menos, un post nuevo.