La coordinadora 25-S celebra durante este largo fin de semana en la localidad de Rivas Vaciamadrid unas jornadas en las que pretende reunir a diferentes colectivos y organizaciones sociales. El objetivo del que se ha dado en llamar Puente Constituyente no es trivial, ya que según sus organizadores el fin último es inspirar propuestas capaces de establecer una hoja de ruta que sea el origen de un nuevo Proceso Constituyente.
La intención es desde luego loable, aunque los ataques contra los derechos y libertades a los que asistimos en los últimos tiempos no tengan su origen en el texto constitucional. Es cierto que el acceso a la vivienda, la educación o la justicia que consagra nuestra Constitución se está volviendo cada vez más difícil para muchas personas pero yo diría que el problema no está en la letra sino en nuestra clase dirigente.
En todo caso la tarea es ardua, no solo porque nuestros políticos continúan legislando en su favor o en el de los think-tank que los sustentan sino porque el movimiento 25-S parece demasiado optimista en sus previsiones. Me explico. En el avance del último barómetro del CIS, los que dicen conocer “por encima”, “muy poco” o “casi nada” la Constitución suman nada menos que el 90,8% de los encuestados. Un ejercicio de sinceridad poco habitual en nuestro país. Pero poco consistente con el exiguo 7,5% de los encuestados que se abstienen a la hora de opinar sobre si se respeta la Constitución o con el 88,9% que muestran su “nada”, “poca”, “bastante” o “mucha satisfacción” con el texto constitucional. Y ya en el colmo de la creatividad, apenas un 11% se inhibe a la hora de responder cuando se le pregunta por lo más significativo de la Constitución Española.
Así que, extrapolando, podríamos decir que cerca del 90% de los españoles hablamos de oídas o directamente improvisamos respuestas sobre nuestra Constitución. Un porcentaje demasiado elevado para pensar que en el Proceso Constituyente de Rivas se pueda reunir a ese 8,7% que conoce bien nuestra Carta Magna, una especie de élite constitucionalista.
El arte de inventar ya era reconocido por Leibniz como una de las actividades más importantes para la felicidad de los hombres. Muchos años después, los españoles seguimos así, felices y creativos. Ya lo dice nuestro Presidente: “It’s very difficult todo esto”.
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