El título de líder de la oposición es un tanto ambiguo, puesto que no existe ninguna referencia a la figura de ‘líder’ o ‘jefe de la oposición’ en el Reglamento Orgánico de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico del Ayuntamiento de Gijón, al igual que tampoco existe en el Reglamento del Congreso de los Diputados, pese a que algunos líderes políticos han apelado a ese título.
No obstante, es habitual que en España se utilicen las formas ‘líder de la oposición’ o ‘jefe de la oposición’ para referirse al líder del partido con mayor número de escaños que no forma parte del Gobierno, pero esto no existe como normativa ni está reglado ni tiene derecho a un salario específico aparte del que pueda tener por el hecho de ocupar un cargo público y se trata de una convención coloquial, un cargo honorífico que se ha mantenido en el tiempo de forma consuetudinaria. En el ámbito nacional, hubo un acuerdo de la Mesa del Congreso del 28 de diciembre de 1982, en el que Manuel Fraga fue oficialmente reconocido como Jefe de la oposición (el primero) y el Decreto 2099/1983, regula el orden de precedencia de las diferentes autoridades del Estado y recoge en el puesto 18 la figura del “jefe de la oposición”. Sin embargo, este decreto tiene una finalidad protocolaria pero, en ningún caso, regula esa figura o sugiere quién la debe ostentar. Cataluña sí tiene regulado el cargo de Jefe de la Oposición en su reglamento del Parlament, pero es una excepción.
Así que, como suele decirse, el movimiento se demuestra andando. Digamos que suele identificarse como la alternativa respecto al equipo de gobierno y suele tener una aparición mediática y una influencia en la población muy destacable. Diríamos que por sí mismo recibe mucha más atención por parte de los medios en las sesiones y actividades plenarias, dado que su función principal debe de ser la de fiscalizar las acciones del equipo de gobierno y asegurarse de que se cumpla la legalidad, controlando las decisiones tomadas por el equipo de gobierno. Incluso, es costumbre realizar reuniones informativas entre el Alcalde o la Alcaldesa y el o la líder del partido más votado que no esté en el gobierno para tratar cuestiones trascendentes. Sin embargo, tales reuniones se llevarían a cabo principalmente a, en este caso, voluntad de la Alcaldesa.
Diferenciarse del resto de partidos
Para diferenciarse de otros partidos de oposición y marcar una línea propia, es necesario identificar y comunicar de manera efectiva la visión y los valores del partido. La transparencia en las acciones y la escucha activa de las preocupaciones de los votantes y la toma de medidas para abordarlas pueden ayudar a un partido a ganar la confianza de los votantes y diferenciarse del resto.
Otras acciones importantes son la disposición para innovar y adaptarse a los cambios, algo que puede ayudar a un partido a ser políticamente más relevante que los demás, al tratar de desarrollar políticas únicas y efectivas y alineadas con la visión y los valores del partido mencionados al principio.
Por último, conviene no olvidar que los líderes fuertes y efectivos pueden ayudar a un partido a destacarse, de ahí la importancia del liderazgo.
El riesgo de pasar desapercibido
A propósito del liderazgo, no parece que en el caso de Floro éste tenga un papel ni muy relevante ni muy deslumbrante en esas funciones que definía antes. Se está trasladando una imagen de su figura dubitativa y de escasa autoridad sobre sus correligionarios, dejando la sensación de que no hay una sola oposición, sino varias. Cuando existe un liderazgo fuerte, se disipan estas dudas, puesto que el foco se pone siempre sobre la persona que lo ejerce y lo demuestra llevando la iniciativa en las sesiones y plenos. La impresión, por el contrario, es que el liderazgo lo ostenta el Secretario Local de la Agrupación Socialista de Gijón, que sería quien está marcando los tiempos y administrando las apariciones en público de Floro. El mismo Monchu García reconoció que probablemente habían sobreprotegido en exceso a Floro, porque no venía de la política y no estaba acostumbrado al ritmo ni al lenguaje políticos y yo creo que todavía siguen haciéndolo, porque la política es dura, áspera para un hombre con talante humanista, conciliador, tal y como lo definen quienes mejor lo conocen.
¿Quién está haciendo mejor oposición?
En política no basta con vivir el día a día de lo que ocurre sino que necesitas estar entre bambalinas, en la tramoya. Permítanme este recurso a la representación teatral, pero la política funciona también así a base de cambios de decorado y efectos escénicos y solo quien conoce estos entresijos podría responder a esta pregunta. Desde mi perspectiva de analista político, diría que IU y Podemos están ejerciendo mejor ese papel opositor que el PSOE, que no ha acabado de recuperarse de el shock que le produjo perder la alcaldía y está tratando de resolver sus problemas internos. Parece que existe una lucha fratricida importante en el PSOE local, entre sus principales corrientes desde el cisma que se produjo tras el proceso de primarias. Por una parte, hay un cierto ensimismamiento en estas cuestiones internas y, por otro, y esta es una opinión personal, yo diría que hay personas valiosas, importantes dentro del PSOE de Gijón y llamadas a liderar el partido más pronto de tarde en la ciudad que se han ido, al menos temporalmente, a la política autonómica o que se están poniendo de perfil esperando que escampe la tormenta (por decirlo en términos suaves, cuando no a que rompa definitivamente el partido y sus actuales dirigentes locales), para poder reposicionarse y postularse a la dirección del partido en Gijón. Desde este punto de vista hablaríamos más de estrategias (incluso personales) que de una estrategia de partido que, si la es, parece equivocada.
Y queda Vox, el partido que pasó del gobierno a la oposición
Vox se ha visto a obligado a participar en un escenario imprevisto, a reorganizar la vida parlamentaria dentro del grupo y repartir, a nuevos tiempos y presencia, a perder visibilidad en los plenos, a no poder imponer ni ejercer presión política sobre nada. Han pasado de ser el centro mediático, rodeados de cámaras y micrófonos a ser ignorados, prácticamente de un día para otro. Y esto tiene un agravante, como dices, y es que Vox se ha visto relegado a formar parte de un bloque de oposición de fuerzas ideológicamente antagónicas a la suya. La izquierda ha tejido un cordón sanitario sobre Vox, en todos los niveles de la política española, que les margina políticamente. Esto les aísla en la práctica, ya que en su abrupta salida del gobierno local rompió puentes con las únicas formaciones con las que podía llegar a acuerdos. Y tanto Foro como PP, como era de esperar, se encuentran muy cómodas desde que soltaron lastre y juegan con el comodín del concejal no adscrito.
¿Cuál es la labor de la oposición frente a un gobierno “en mayoría”?
A pesar de lo que suele escucharse, cabe recordar que este equipo de gobierno no tiene mayoría, sino que está edificado sobre un equilibrio teóricamente frágil, el que le dan la Alcaldía a un partido que no fue el más votado, al que ni siquiera le da para gobernar con el tercero y que depende de un concejal no adscrito en el pleno municipal. Digo teóricamente, porque no parece fácil que el concejal que pidió la baja del partido expulsado del gobierno tuerza el brazo a PP y Foro, pero en política se han visto situaciones más extrañas.
Dicho esto, me remito a lo que dije al principio, la labor de la oposición es siempre la de vigilar de cerca al equipo de gobierno, ejercer de contrapeso, y denunciar a instancias judiciales, si fuera necesario, comportamientos y medidas que no se ajusten a la ley. Pero también no perder la imprescindible vocación de gobernar, de ofrecerse como alternativa, como esperanza de cambio, proponer opciones edificantes y aportar críticas constructivas que le posibiliten ganarse el favor popular y convertirse en alternativa en unas eventuales elecciones.