El caso del Ayuntamiento de Gijón, con el equipo de gobierno conformado por PP y Foro y su actuación divergente en la Junta de COGERSA, es un ejemplo interesante para analizar la convivencia entre partido y gobierno en un contexto de coalición, tanto desde la teoría como desde la práctica.
En teoría, cuando los representantes actúan en un órgano institucional como COGERSA, deberían anteponer el interés del gobierno y de la ciudadanía que representan al interés partidista. En la práctica, los límites son más difusos, ya que los partidos tienden a mantener su identidad propia incluso dentro de un gobierno de coalición. Esto es más evidente en periodos electorales o en asuntos de gran visibilidad pública, aunque en este caso no concurren ninguna de estas circunstancias. Por eso, resulta pertinente preguntarse qué otras motivaciones están detrás de la discrepancia y cómo inciden en la percepción ciudadana.
El reconocimiento de Foro de que no habló previamente con el PP refleja una falta de coordinación interna en la coalición y la ausencia de un protocolo claro para decisiones conjuntas, incluso en órganos donde representan al municipio. Aunque la cuestión no sea políticamente relevante a gran escala, una divergencia en el voto puede percibirse como un fallo de gestión. También puede interpretarse como un intento de Foro por reforzar su autonomía frente a su base electoral, evidenciando que toma decisiones independientes incluso fuera de un contexto electoral inmediato. En escenarios de bajo impacto político, algunos partidos procuran evitar quedar eclipsados por un socio mayoritario como el PP.
Más allá del fondo del asunto, la falta de alineación transmite un mensaje confuso. Representar a Gijón debería implicar actuar con una sola voz, y este tipo de diferencias simbólicas puede erosionar la imagen de unidad. El voto como gobierno debería estar en sintonía con los acuerdos programáticos de la coalición y proyectar coherencia en órganos externos, mientras que el voto como partido se reserva para asuntos no definidos en el pacto o estratégicos para la base electoral. La clave está en comunicar claramente a la ciudadanía por qué un tema no afecta al acuerdo y justificar el desacuerdo en términos técnicos o políticos, evitando que parezca una ruptura.
Qué consensuar, cómo comunicar y cómo evitar la imagen de debilidad
Hay ámbitos que necesariamente requieren consenso, como las decisiones estratégicas que afectan a toda la ciudad, los presupuestos, el urbanismo, las infraestructuras clave o las que impliquen una representación institucional. En cambio, en cuestiones menores o sectoriales, como cultura, deporte o medio ambiente, el partido que tenga la delegación puede actuar con mayor autonomía, siempre que mantenga una comunicación básica con su socio para evitar sorpresas.
Aunque desacuerdos como el de COGERSA no sean de alta visibilidad, pueden alimentar la percepción de que la coalición es débil o descoordinada, afectando a la confianza ciudadana. Para evitarlo, es necesario establecer protocolos de comunicación, consensuar posturas antes de votaciones en órganos externos, reforzar la unidad en público y gestionar las discrepancias en privado. También es importante construir una narrativa compartida que explique las diferencias como diversidad de perspectivas y no como fracturas, y revisar periódicamente el acuerdo de coalición para adaptarlo a nuevos retos.
El límite para diferenciar partidos sin perjudicar a la ciudad está en que las discrepancias no afecten a la gobernabilidad. Ambos pueden explicar con transparencia sus enfoques, subrayando que comparten el compromiso con el bienestar de Gijón y que las votaciones distintas no suponen una ruptura. Es fundamental mantener coherencia en la actuación, comunicar las áreas de competencia de cada socio y poner el énfasis en los resultados concretos obtenidos para la ciudad. Si los votantes perciben avances claros, aceptarán la existencia de enfoques distintos sin verlo como un riesgo para la estabilidad.
Estrategias, relación con otros temas y vigilancia ciudadana
Sobre la posible relación entre el voto en la Junta de COGERSA y el proyecto del vial de Jove, una cuestión que se comenta en los mentideros de la política local, no hay pruebas de que estén conectados, y sería deseable que no lo estuvieran por el bien de la política local. Lo más probable es que las diferencias respondan a estrategias y prioridades propias de cada partido. La baja visibilidad de estos asuntos no elimina la influencia de la vigilancia ciudadana: la presión pública puede alinear posiciones para mantener el apoyo electoral, pero las dinámicas internas y los intereses estratégicos de cada formación siguen desempeñando un papel central.