La felicidad, convertida en lema de la bebida más famosa del mundo, se disipa para los 750 trabajadores que Iberian Partners ha decidido enviar al paro. Aquí, en Colloto, serán 128 los empleados de Asturbega que verán interrumpida una larga trayectoria laboral vinculada al gigante de Atlanta. El plan no ha sorprendido a nadie, pues hacía semanas que las intenciones de la empresa eran conocidas, incluso con unas cifras superiores en cuanto al número de despidos.
Las reacciones políticas a la confirmación de los despidos en Asturias no se han hecho esperar, incluida la del habitualmente parsimonioso Gobierno regional, que ha respondido como se espera de cualquier responsable político en España, culpabilizando a “los otros”. En este caso al PP y a su reforma laboral. La elusión de responsabilidades es un clásico en nuestro país pero puede que en este caso Javier Fernández tenga razón. Los responsables sindicales de la región y los trabajadores de algunas otras empresas en dificultades similares (léase Tenneco) así lo han puesto de manifiesto también en los últimos meses. No así, claro, los miembros del partido responsables de tan controvertida reforma.
Estos días he estado tratando de recabar datos que ofrezcan luz sobre la cuestión. El caso de los trabajadores de Asturbega es muy diferente al de otros trabajadores asturianos afectados por despidos en los últimos meses y que han decidido constituir una plataforma en defensa de sus intereses. Aún así, todos ellos tienen en común que son víctimas de procesos de reestructuración en sus respectivas empresas. Así que para poder ofrecer alguna evidencia empírica sobre los (no)efectos de la reforma laboral de 2012, he acudido al Observatorio Europeo de la Reestructuración, que mide el impacto que sobre el empleo tienen las reorganizaciones empresariales efectuadas en Europa desde el año 2002. Eurfound promueve este observatorio sobre la destrucción y creación de empleo que no es exhaustivo, pues se realiza únicamente sobre las reestructuraciones a gran escala anunciadas en los principales diarios de información general y económica de los países miembros. Sin embargo, estas grandes empresas y estos procesos son justamente los destinatarios de la reforma promovida por el PP, por lo que podemos obtener una importante información sobre tendencias y efectos de propagación, como la propia Eurofound anuncia en su web.
El observatorio trabaja con ocho categorías principales, que distinguen entre procesos de reestructuración interna, cierres, expansiones de negocios, fusiones y adquisiciones, quiebras, subcontrataciones, deslocalizaciones y relocalizaciones. Pues bien, si sumamos todas ellas, a día de hoy y desde 2002, las reestructuraciones de cierre en España suponen el 8,42% de todos estos procesos, una cifra modesta si la comparamos con el 54,39 de las producidas por reestructuraciones internas (Tabla 1). Pero si tomamos solamente los meses comprendidos entre la última reforma laboral y la actualidad, estas cifras de cierre ¡casi se duplican! (15,94%) (Tabla 2). Y si vamos aun más al detalle, durante todo 2013, fecha en la que los efectos de la reforma son ya más evidentes, las reestructuraciones que finalizan en cierre eran ya el 20,55% de todos los procesos acaecidos durante el año pasado. (Tabla 3).
Entonces, ¿en qué han consistido todas esas reorganizaciones empresariales? Bien, a juzgar por las cifras, fundamentalmente en despidos. De todos estos procesos de reorganización, y según la Tabla 2, desde febrero de 2012 ha resultado que 61.058 trabajadores han pasado a engrosar las listas de desempleados (7.986 por cierres y 42.375 por reorganización interna) y tan solo se han producido 6.690 contrataciones. Si analizamos todo el periodo, 2002-2014, encontramos 15.213 despidos por cierre y 151.221 bajas por restructuraciones internas (Tabla 1). Es decir, que en casi dos años se han producido el 24% de las reorganizaciones de todo el período (cuidado, que hablamos de un período tremendamente convulso para el empleo desde 2007) y que de todos los despedidos por cierre de empresas contabilizados en estos más de 12 años, ¡el 52,5%! se han producido tras la reforma laboral.
¿Podemos concluir que existe una relación causa-efecto entre la última reforma laboral y las cifras de despedidos? No, desde luego. Haría falta un análisis más profundo que el examen de las estadísticas disponibles en el observatorio. Pero sí que a partir de la reforma se han acelerado estos procesos y, probablemente, los efectos de propagación de los que habla Eurofund en su observatorio. Y, desde luego, los datos son más relevantes que la vaga y recurrente frase del Gobierno español de que sin la reforma se habrían destruido más puestos de trabajo.