Es un personaje especial. Incluso diría que muy especial. Lo demostró durante la temporada. Hace piña en el equipo, pero tiene una cultura diferente, una forma distinta de ver las cosas. Tal vez esto explique su demora en dar una respuesta, con la que arañará cuatro o cinco días de vacaciones. Congo parece decidido a dar el sí telefónico al Sporting. Desde el primer momento, condicionó su renovación a no tener una oferta de un equipo de Primera. Y no la tiene. Al menos, así lo confesó su representante.
En el momento en el que Congo diga sí, se pondrá en marcha el mecanismo de los contratos, que lleva un tiempo, ya que el colombiano tiene un bufete de abogados en Madrid que estudiará todos los pormenores del compromiso que tiene que firmar. Ya sucedió el año pasado. Su fichaje tardó dos semanas desde el acuerdo hasta que el jugador llegó a Gijón, la víspera del inicio liguero. En esta ocasión, parece que Congo podría incorporarse con una semana de retraso. Tal vez algo menos.
El Sporting lleva dos meses esperando por Congo. Es posible que si el cuadro técnico hubiera tenido alternativas, a estas horas no habría culebrón. Pero las opciones de recambio no tienen las garantías que Preciado quiere y esperar descartes con agosto avanzado significa correr un riesgo. El año pasado con Congo salió bien, pero hace tres, con los Arthuro y Ángel Pérez incorporados diez minutos antes de cerrarse el plazo de inscripción de licencias provocó una crisis amistosa entre Marcelino y Eloy que se solucionó con una comida y con silencio administrativo durante la temporada.
El debate que puede suscitar la renovación de Congo con las condiciones económicas y la duración del contrato. Tres campañas para un jugador que en octubre cumplirá 31 años, con 300.000 euros de ficha. Físicamente, el colombiano está como un pincel y el dinero depende de la ley que marca la oferta y la demanda, aunque las cosas se miran de forma distinta cuando hay tranquilidad por tener más cercano el objetivo que cuando se mantiene la incertidumbre porque no se ven claras. Son los efectos de las dudas que Congo tuvo durante dos meses, a la espera de mejorar su situación deportiva, con el Sporting a la expectativa. Pero no se preocupen, porque cuando marque los primeros goles nadie se acordará del culebrón que está a punto de finalizar y el colombiano volverá a ser el ídolo que acabó la temporada. Ojalá sea así.