¿Qué pasa con Congo? Es lo que se pregunta la afición del Sporting, mientras Preciado sigue tranquilo y convencido de que el colombiano estará en Mareo la próxima semana. Tampoco hay demasiado nerviosismo en la planta noble, donde el sudamericano quedó como única alternativa para la delantera. Es otro dato que indica confianza en que Congo llegará en breve a Gijón.
En cualquier caso, la postura del jugador colombiano no ha sido correcta, aunque, al estar libre de compromiso, está en su perfecto derecho de decidirse cuando quiera. De todas formas, eso no quiere decir que haya actuado con ética, ni elegancia. La tardanza en responder y en incorporarse puede interpretarse como una falta de respeto al resto de compañeros que llevan una semana realizando un trabajo intenso, mientras Congo de permite el lujo de perder dos semanas de entrenamientos, al estirar al máximo sus vacaciones.
El colombiano debía haber llegado a Gijón el pasado miércoles o, por lo menos, haber comunicado su decisión a Vega-Arango, tras haberle dicho que estaba de acuerdo con las condiciones del nuevo contrato. Esa fue su palabra, lo que permitió al presidente comunicar a sus compañeros de consejo la previsible llegada de Congo.
Lo que resulta difícil de entender es que en la negociación no se haya fijado un plazo. En este aspecto, Vega-Arango picó de pardillo o lo obligaron a ser un incauto. Pero, como ya comentó José Fernández, Congo es el único que merece excepciones en este Real Club. Si lo dijo el dueño del club, no tiene que extrañar que el colombiano haga uso de las prebendas que le confieren desde las alturas. ¿No les parece?