Es posible que el jugador más criticado por la afición rojiblanca sea ahora David Karanka. El delantero vitoriano empieza su tercera temporada en el Sporting sin que haya demostrado casi nada y sin que haya tenido tiempo para demostrarlo. Primero se encontró con un entrenador que utilizaba un único delantero y él era el tercero de su lista. En la pasada, con dos delanteros, después de empezar lesionado, tenía el número 4. A veces el 3. Y si entraba en juego era más por producto de las rotaciones y de los métodos de Preciado para tener contenta a toda la plantilla.
Desde el mes de enero, en la planta noble del club se barajó y hasta se decidió que se buscara la fórmula para rescindirle el contrato. El padre del jugador, que es su representante, y el propio futbolista tuvieron constancia de este hecho a través de El Comercio en el mes de junio, pero cuando el señor Karanka senior llamaba a las oficinas para interesarse por las noticias publicadas se le decía que ‘son cosas de los periodistas’.
El padre me comentó la semana pasada en Palencia, donde coincidí con él después del partido amistoso de la Nueva Balastera, que lo llamaron varios clubes al ver la noticia publicada, pero que no quiso entrar en conversaciones, porque en el Sporting le dijeron que no hiciera caso de lo que poníamos en los periódicos. Así me lo dijo Fernando Karanka. Hace dos semanas, Manuel Vega-Arango le preguntó a Gelu Rodríguez, uno de los intermediarios de confianza del club, cómo estaban las negociaciones para la marcha de Karanka y de Chus Bravo. ‘Paradas’, le dijo el agente. ‘Dales preferencia’, le solicitó el presidente. Y todo esto, sin que el delantero vitoriano conociera lo que se gestaba en el club sobre su futuro.
A los dos días de la conversación entre Vega-Arango y Gelu, de la que fui testigo, se le presentó a Karanka la posibilidad de prorrogar su contrato en otra temporada, por el mismo importe de dinero que cobra en la próxima, más unos incentivos en función de objetivos. El jugador ya sabe, por las conversaciones que tuvo con el intermediario, que no cuentan con él y que el club vería su marcha con buenos ojos. Pero, en el vestuario, el señor Preciado le dice que para él es uno más y no le explica que el cuadro técnico lo tiene descartado. El chaval está anímicamente afectado y no entiende nada. Lo único que sabe es que tiene una ficha de 240.000 euros esta temporada, que no vino con una pistola para que se la firmaran y no está dispuesto a perder dinero.
Está claro que el Karanka que estamos viendo no es el jugador que necesita el Sporting. Y su rendimiento hasta ahora no respondió a las expectativas que se esperaban. Tal vez haya que analizar que fue un fichaje equivocado de Eloy Olaya, bien por su porpia iniciativa o porque se haya dejado llevar. También resulta difícil de entender que los administradores concursales hayan dado el visto bueno a esta operación, que fue la primera que se realizó cuando se inició el proceso concursal, cuando más caótica era la situación económica del Sporting. No es el único caso, porque hay muchísimas cosas difíciles de entender en los diez o doce últimos años de la historia rojiblanca.
Y menos mal que el chaval tiene un comportamiento extraordinario. En el vestuario es un ejemplo positivo y fuera no hace declaraciones que puedan perjudicar al club, aunque la procesión vaya por dentro. En cualquier caso, el problema está ahí, salvo que el máximo accionista llegue con un as en la manga. Y está provocado, principalmente, porque cuando en este club hay un ‘marrón’, como se dice ahora, nadie quiere dar la cara. ¿A quién le echamos la culpa y cuál es la solución?
PD1: Hoy cumple 69 años Manuel Vega-Arango. ¡Quién lo diría! Felicidades, presidente.
PD2: Hoy toca Luarca. Última de feria, que se diría en el argot taurino. Mi amigo Celestino me preguntará si sabemos algo de Congo. Lo hace todos los días. No pierde la fe.