Preciado quiere cerrar la plantilla con un competidor para Barral. La opción única es Aganzo, a quien ya tuvo en el Levante y luego lo llevó al Racing. Es la guinda que desea el míster para completar la tarta rojiblanca.

Si analizamos la trayectoria de Aganzo, sus mejores guarismos fueron en el Valladolid, en Primera, y con el Levante, en Segunda, con nueve goles por temporada. En año pasado quedó en seis partidos, con 143 minutos disputados, sin goles y con una tarjeta. La carta de presentación no es la más adecuada, pero tampoco lo era la de Congo, que tuvo un insistente aval en Preciado y dejó satisfechos a todos. Lo del verano es otra historia.

Hasta ahora, el cuadro técnico o el binomio Preciado-De Dios, tuvieron más aciertos que pifias. La temporada pasada, Andreu, Diego Castro y Barral se ganaron el notable, pese a los altibajos del gaditano, entusiasmó Congo y cumplió sin excederse el central Samuel. Este año, los cuatro debutantes del domingo causaron una grata impresión. Neru es conocido y cumplirá un buen papel en su parcela. Sergio también es conocido y queda la incógnita de Pina, quien parece que será el que menos tiempo va a tener. Al menos, por lo visto hasta ahora, no enamora como el resto.

De todas formas, si al final llega Aganzo, el míster tendrá una plantilla para luchar por lo mejor, sin tener que envidiar a ningún otro equipo. Los cuatro goles al Poli Ejido pueden haber influido en la grada para olvidarse de la necesidad de otro delantero, pero al míster, no. Aunque las cifras de Aganzo no sean extraordinarias, merece la pena confiar en Preciado. Está claro que si los números del madrileño en las últimas temporadas llegan a ser mejores no estaríamos comentando esta opción para un club con las arcas tan desnutridas como las del Sporting, después de la dieta a las que fueron sometidas por antiguos ingenieros de ficherías que hubo en años pasados por la parroquia de Mareo.

Pero de la historia, lo mejor es recordar lo bueno. Lo malo, sólo para aprender y no volver a tropezar. Un ejemplo puede ser el fichaje de aquel defensa argentino llamado Ángel Pérez, que llegó recomendado por Rezza y sin ser visto por Eloy, lo que le provocó una crisis con Marcelino. Ahora, Zaporo deberá pasar una prueba sin coste, pero observado por Emilio de Dios y Preciado. En todo caso, lo que nos ocupa ahora es esperar por Aganzo. Si no llega, a trabajar para diciembre. Si es que hace falta, porque a lo mejor Luis Morán hace olvidar todos los males.