Vaya cabreo que tenía Preciado con el espionaje de Uribe. Ya estaba al tanto, porque parece que es una práctica habitual del técnico gijonés cuando viene a El Molinón. Es de suponer que lo hará también cuando vaya a otros campos.
Parece ser que el espía de don Josu utiliza las mejores técnicas del mundo. Grabar estrategia en un teléfono móvil resulta ingenioso. Y parece que detectaron al entrenador bajito, amigo del ahora vitoriano, que hizo de Almodóvar en los altos predios de Leorio, aplicando el plan Mac Laren. Es la queja que hay en Mareo. La cuento tal y cómo me la dicen en la planta noble, donde no gustó que el Alavés pidiera un campo el sábado por la mañana en Mareo, por la sobresaturación de partidos. Tal vez sea porque no es grato el entrenador rival.
La postura de Uribe es lícita, aunque tal vez no tenga toda la ética o la elegancia que cabe esperarse, aunque cada uno es muy libre de actuar. Lo más duro de Preciado es que acusó de amiguismo con el entrenador rival a algún colega periodista, que le filtra dartos del Sporting. Sus razones tendrá cuando lo dice y seguro que conocerá a quien no le importa o hasta le guste que ganen los amigos visitantes antes que el equipo de casa.
Uribe, que estuvo en negociaciones con el Sporting antes que Preciado, no tiene buenos quereres en la casa rojiblanca. Aunque en su momento lo recomendó Fernández o sugirió su nombre, los encuentros tuvieron en todo momento una distancia propia de quienes no quieren llegar a un acuerdo. El cuadro técnico y los dirigentes está claro que no lo querían. Y Uribe tampoco estaba por la labor. El no llegó con las peticiones que no iba a ser concedidas y el temor de que con la plantilla que se le dio a Preciado iba a estar muy cerca la Segunda B.
Cuando comience a rodar el balón poco podrán hacer los entrenadores. El partido dependerá del acierto de los artistas. El Sporting necesita ganar, para acabar el año en ascenso. Luego llegarán todos los refuerzos. A Hidalgo y Bilic se sumarán Iván Hernández, Andreu y Kike Mateo. De Lucas tardará algo más.
PD.: La Peña La Carbonera decidió hacerme una distinción, por el apoyo que EL COMERCIO brinda habitualmente a las peñas sportinguistas. Aunque es a título personal, la extiendo a la sección del periódico y vaya desde aquí mi agradecimiento a este grupo de amigos y sportinguistas.
PD.: Desde hace unos días, Toño Maestro, el médico número uno del Sporting, está muy serio. Debe ser que las cosas no le salen como esperaba. Con tantas lesiones no es para menos. Seguro que cuando vayan sanando los chavales recuperará la sonrisa.