El Sporting ofreció la mejor cara de la pretemporada ente el Valladolid. En Luarca, el equipo gijonés estuvo en un mejor tono, aunque evidenció lagunas defensivas y algunas frivolidades absurdas, que provocaron que el equipo fuera contra el marcador en la mayoría del encuentro.

El estilo de juego de los rojiblancos está claro, sin que los organizadores existan. Pelotazo desde atrás a la pelea de los delanteros. Es una forma de jugar, pero en Primera creo que va a resultar un poco complicado.

En Luarca volvió a brillar Barral y me volvió a gustar José Ángel. Creo que el chaval va camino de ser la revelación de la pretemporada. No está bien todavía Maldonado, aunque en La Veigona, tampoco anduvo fino Jorge, salvo en los rechaces de cabeza.

Quedan dos semanas para comenzar la competición de verdad. Se ve alguna mejoría, pero habrá que esperar al Teresa Herrera. En cualquier caso, parece que el equipo anda un poco corto para lograr el objetivo de luchar con el resto de similares por la permanencia. Se espera un central, de esos de rompe y rasga. Me suena que es argentino. Parece que llegará en breve. Dará fortaleza a la zaga, pero el estilo de juego está perfectamente definido. Cuenta el presidente en la entrevista de El Comercio que la suerte también influye, que si el balón da en el palo y sale o entra. Sería más conveniente no depender de la suerte.

En Luarca hubo un grupo de aficionados que se metieron con Sastre. No me parece que tuvieran razón, porque el mallorquín cubrió decorosamente su zona, con algún apuro, como el resto del equipo. Todas las temporadas hay que tener algún damnificado en quien cebarse, aunque la trayectoria del balear ahí está, con un grado de profesionalidad extraordinario. No es para que sea internacional, porque si llega a tener mejores condiciones seguro que no estaría en el Sporting, pero se merece el respeto generalizado. Hizo méritos sobrados para ello.

PD.: Don Manuel Vega-Arango cumple hoy 70 años. Los lleva de maravilla. Felicidades. Lo celebra en A Coruña. Hay buenos sitios para un homenaje en condiciones, como se merece el cambio de década.