Parece un partido descafeinado. Mucha gente protesta por los diez euros. En esta santa villa hay muchos aficionados que buscan alguna disculpa para no rascarse el bolsillo en casa, aunque fuera ‘invierten’ en diversión, con el partido como disculpa. Se vio en Coruña y Santander.
Creo que el consejo se equivocó al poner su suplemento en la Copa. Está a la vuelta de la esquina la visita del Atlético de Madrid, que fácilmente será día del club. Vega-Arango, detallista donde los haya, no midió bien en esta ocasión, aunque seguro que expondrá su argumento. Y hasta podría convencer.
Deportivamente, pasar esta ronda es importante, aunque los reservas del Numancia no van a regalar la eliminatoria. Los nuestros tendrán que lucharla. Vamos a ver cómo están los suplentes, a ver si Colin fue un fichaje acertado o si es conveniente pensar en su retorno a Holanda en el mercado de invierno para traer otro lateral. La prueba de Míchel por delante de los pivotes, con vistas al partido de Valencia. Vamos a ver de qué es capaz De Lucas. Está de uñas con Preciado y con medio mundo, porque no juega. Con la alfombra de El Molinón, tiene una buena oportunidad para dejarse notar. Él y otros diez más.
El partido se presenta descafeinado. La ventaja del gol de Omar, la nocturnidad, el tiempo desapacible, la televisión y los diez euros, cantidad muy inferior a la gastada en Santander. Pero, con todo ello, es un partido trampa, en el que no hay que fiarse, aunque los dos entrenadores ponen a todos los reservas. Luego dicen que la Copa les importa mucho. Es una contradicción. Pero en el fútbol vale todo. Peor lo estará pasando Schuster, después del cañonazo que le metió esta noche el Real Unión. O Mijatovic, el Emilio de Dios del Real Madrid, pero con más dinero. Y más gomina.
Sería bueno pasar y que nos toque el Real Unión en los octavos. Firmaría ahora mismo.
PD.: La inversión de 30 millones en El Molinón la anunció el pasado sábado el Ayuntamiento. En el Sporting saben, más o menos, de qué va la cosa, aunque algunas manifestaciones de la señora alcaldesa dejan una nebulosa del tiempo que durará la inversión, con apariencia de no estar convencida ni de las noticias que salen de su propio ayuntamiento. No se aclaran mucho, pero no pasa nada. Es el problema de no tener oposición. Unos andan a la greña y otros se conforman con el pacto. Y, mientras, El Molinón da pena y dolor.