Cuando llegamos a Bilbao se respiraba aire de semifinal. En el botxo se daba por hecho que el Athletic iba a eliminar al pobre Sporting, que afrontaba con muchos líos internos y con una racha negativa en los viajes más recientes. No contaban los señores de Bilbao que la testiculina de Preciado iba a poder con todos los problemas del vestuario gijonés. Y con lo que haga falta. Así se vio en el campo, en un partido en el que Iraizoz evitó la derrota del Athletic y mantuvo la eliminatoria abierta. Ahora queda todo para El Molinón.
Me encantó el partidazo de Diego Camacho y Míchel. En Getafe jugará Matabuena. Sensacional Iván Hernández y el juvenil Neru. ¡Quien puede pensar que el martes cumplió 35 tacos! José Ángel fue un jabato. Lora revolucionó su parcela. Sastre estuvo incomensurable y Sergio, en su sitio. Diría que sobresaliente. Omar hizo un buen papel, lo mismo que Diego Castro. El ‘tiburón’ Barral estuvo en su salsa, pero sin mojar. Qué cambio en comparación con Huelva, con Valladolid, con Málaga o con SanMamés en la Liga.
El jueves, el campo gijonés va a estar lleno. Nadie va a protestar por los diez euros. Hay que arrimar el hombro, lo mismo que en la vuelta de la semifinal, que será en marzo en El Molinón, si los vascos caen en Gijón, como es de esperar. En San Mamés se dejaron notar bastantes seguidores rojiblancos. El Sporting nunca está solo.
Primero está Getafe, pero, con el permiso de todos, antes disfrutamos del empate de San Mamés. Es el primero de la temporada, en partido oficial.
Hay un aspecto que no entiendo y quizás pueda explicarlo Sánchez Arminio o alguien del séquito arbitral. Cómo es posible que Pérez Burrul haya visto un penalti que no fue en San Mamés y lo haya pitado (a favor del Athletic), que no haya visto un penalti que fue y no lo haya pitado (a favor del Sporting), que no haya visto una agresión de Aitor Ocio a Carmelo y no haya apreciado, en cambio, los penaltis polémicos del Santiago Bernabeu, que sí le costaron la nevera. La verdad es que fueron demasiado claros.
Segunda versión: Medina Cantalejo. Vio un penalti que no fue, por un piscinazo descarado de Llorente. A este chico deberían mirarle la tensión, porque le dan lipotimias en las áreas rivales cada poco. El Sporting debería recurrir la tarjeta a Neru. Luego, el caballero sevillano no vio las incorrecciones, por llamarlo de alguna forma benévola, de Aitor Ocio con Barral. Y la tarjeta fue para el gaditano. ¡Porca miseria!, que diría Boskov.
De momento, los fanfarrones del botxo están afónicos. La semifinal deberá esperar. Para ello necesitan ganar en El Molinón o empatar con goles.
PD: Me cuentan que el empresario vasco Gorka Arrinda, con sede en Bilbao, va a ir al partido de Gijón. Su fuerte es el baloncesto. ¿Lo habrá llamado el señor Margolles?