El Sporting volvió a decepcionar. Un equipo sin nervio es imposible que pueda inquietar al Real Madrid. El conjunto gijonés le duró menos de un cuarto de hora al conjunto de Juande Ramos.

El 0-4 es sonrojante, pero la imagen del equipo, mucho más. Una cosa es perder y otro cómo se pierde. El de esta tarde fue un ridículo inaceptable. Preciado ensayó un 4-4-2 durante la semana, pero lo utilizó después del 0-2, aunque Carmelo y Kike Mateo en las bandas brillan menos que en el enganche. Fue un cúmulo de desaciertos.

Creo que el mejor fue Matabuena. Por lo menos puso raza. Y un detalle: al Real Madrid le señalaron en el primer tiempo dos faltas en contra. No necesitó hacer más. No había contrario.

Fue un mal fin de semana. Empezó con la muerte de Tati Valdés y acabó con un espectáculo bochornoso. Y olvidemos que hacen falta quince puntos más. Y quedan quince partidos. Aparentemente estaos en el buen camino, pero estos tropiezos bajan la moral al más santo.