La guerra de las televisiones y las decisiones sobre los horarios de los partidos, cambios de fechas y similares son aspectos que casi dejaron de ser noticia. Cada semana hay alguna sorpresa, aunque ya no son tanto.

Los paganos de estas insensateces son los aficionados. En el caso del Sporting, con una de las aficiones más viajeras, las peñas tuvieron mil y un problemas para confeccionar sus desplazamientos. Y no digamos los seguidores que tienen un horario de trabajo no habitual, con necesidad de cambiar turnos para no perderse un partido. Hasta ahora, con diez días se antelación podía conocerse la fecha y hora del partido. Ahora, ni eso.

El domingo viene el Racing. Hasta el martes no se ratificó la hora. En estos momentos están anunciada la retransmisión por Canal +, pero nadie de forma oficial se atreve a decir que no habrá problemas para ofrecer el partido por televisión.

La Liga Profesional, que es la patronal de los clubes, está jugando con las aficiones. El que paga es utilizado de una forma pueril, sin que los dirigentes valoren el verdadero significado de las masas sociales de las en teoría sociedades anónimas, pero que están sustentadas por sentimientos. Lo que se está haciendo desde la Liga y desde las plataformas de televisión no es serio.