Mal día. El Espanyol ganó con merecimientos a un Sporting demasiado nervioso, con problemas de defensa y de portería. Tres tiros, tres goles. Y uno de ellos no iba ni a puerta. Dio en Lora. El segundo. Eso es pleno de acierto del rival, pero es que cada vez que nos llegan es gol. Da mucho coraje.
El partido reflejó el sentido de la impotencia. ¿Quién se encargó de De la Peña? en el lado contrario, Diego Castro tenía dos rivales cada vez que quería entrar por su zona. Así y todo, creo que fue el mejor.
Se acabó el margen. Se tocó fondo. Lo admite Preciado, según dijo en la sala de prensa de El Molinón. Es algo evidente. Quedan seis. Hay que ganar tres. ¿Qué fue de aquel Sporting de la primera vuelta? Me refiero al que ganó en Mestalla, Riazor y en el mismo Montjuïc. Ahora es, con el Numancia, el peor equipo de la segunda. Carmelo no es el mismo, Barral sale revolucionado, Bilic se estrella con las defensas, no hay remate y la defensa siembra nerviosismo.
Pero no queda más remedio que poner buena cara, aunque no haya margen. Los jugadores confían en sí mismos. Que nos lo demuestren. Estamos deseándolo. Todos. Creo, aunque algo habrá que rezar.