Se ha dicho de todo en los dos últimos días. Con muchas razones, porque el partido de Almería dio para ello. Pero la vida sigue y hay lo que hay. De nada vale lamentarse y dar vueltas a lo que pudo y debió haber sido, pero que no lo fue. Para analizar todo lo pasado es más conveniente esperar al primero de junio. Y si hay que celebrar la permanencia, esperar las 48 horas de resaca, que sería muy bienvenida, para empezar a poner los puntos sobre las íes.

El mensaje de Preciado es claro. Osasuna está a tiro y con un calendario complicado. El domingo llega un Málaga que quiere meterse en Europa, pero acusa el cansancio de la temporada. Ganó al Racing a última hora y, según me dicen mis compañeros de Málaga, con suerte. La presión no es sólo para los de abajo.

Pero al margen del cansancio del Málaga, de los mensajes de Preciado y de todo lo habido y por haber, la realidad es que con un triunfo el domingo, el Sporting se reenganchará a la vida de Primera.

Es cierto que en este Sporting hay muchas cosas censurables. Las cosas no salieron bien y, por lo tanto, es que no se hicieron como se debieran. Ahora no es momento de lamentarse de los fichajes que fueron un fracaso, del rendimiento inesperado de algunos jugadores o de los altibajos de otros. Lo que toca es llenar El Molinón el domingo y tratar de que el triunfo quede en casa, aunque los artistas tienen que ser conscientes de que los goles no se los va a meter la grada.

El próximo fin de semana van a despejarse muchas dudas. De momento, el Getafe y el Betis, pese a los tres puntos más que el Sporting, siguen en la pomada y enuna línea poco clara. Pero, lo dicho, que hay que ganar el Málaga. Ahora es el último cartucho.

PD: En Pamplona dan más por descendido a Osasuna que al Sporting en Gijón. Sus razones tendrán. Me gustaría que tuvieran razón sus fundamentos, aunque lo siento por Roberto.