La animación es total para intentar ganar el domingo al Málaga. Preciado parece que opta por el enganche de Kike Mateo antes que la doble ‘B’, con Bilic y Barral juntos en el ataque, ahora que da la sensación de que se entienden mejor.

La semana va por buen camino. La tensión en el trabajo de los ‘artistas’ es fenomenal, la afición agota el papel, con sólo 220 entradas para no socios, al menos compradas de forma directa y sin compromiso por los que no están inscritos en el club. Hasta viene un buen árbitro, aunque sea navarro. Aclaro esto sólo por la implicación de Osasuna en el riesgo de descenso, porque personalmente, los navarros me caen muy bien y Pamplona es una ciudad encantadora, aunque con menos pedigrí futbolístico que Gijón.

Kike Mateo fue un jugador importante en el ascenso a Primera, aunque esta temporada quedó oscurecido por el intermitente virtuosismo de Carmelo, quien no tiene el carisma del murciano en la afición rojiblanca. Las veces que jugó, Kike Mateo dejó una buena impresión, aunque la mayoría de las veces lo hizo en momentos en los que el equipo estaba desarmado para sacar las castañas del fuego.

Ante el Málaga, sea Kike o sea otro, las castañas hay que sacarlas del fuego como sea. Está todo preparado para que los ‘artistas’ tengan su mejor tarde, frente a un Málaga que lleva una temporada excelente, con una dinámica sensacional, pero que tampoco es un equipo como para asustar. Cuando se permite la marcha del entrenador y a varios jugadores, algo pasará por dentro, aunque ese problema no nos incumbe por estas latitudes.

De momento, el equipo tiene un entorno tremendamente positivista, como le gusta a Preciado, cuya frase favorita esta semana debe aplicarse en la práctica: “Hay que ganar sí o sí”.