Sólo faltan dos días y la ilusión se mezcla con la euforia. El buen tiempo anima y la confianza de la grada aumenta. Eso es bueno, siempre que en el terreno de juego sepa administrarse.
El partido tiene todos los condicionamientos para que los puntos queden en casa, aunque es lógico que haya un margen para la duda, cuando tanto puede afectar un resultado. El Sporting es el que mejor lo tiene de todos los implicados. Osasuna recibe a un Real Madrid tan alicaído como el Recreativo, pero es el Real Madrid. El Getafe, que tiene un equipazo, visita Santander en un entorno casi bélico. Y el Valladolid y el Betis se pegan entre ellos, en un encuentro que, en función de cómo se desarrollen los marcadores, puede tener tintes dramáticos.
No me cambio por ninguno, aunque tengan más puntos y la ventaja del coeficiente de goles. Al Getafe le vale el empate en el Sardinero, ante un Racing sin Zigic, pero hay que empatar. Al Valladolid también le vale un punto, pero al rival de enfrente, con 40.000 gargantas presionando, puede resultarle insuficiente. Osasuna tiene que ganar, porque el empate sólo le sirve si el Sporting pierde. Saldrá más presionado para ganar al Real Madrid. Lo dicho, que no me cambio.
Las cuentas del Sporting están claras. Puede perder, si pierde Osasuna. Puede empatar, si los navarros no ganan. Cualquier otra combinación exige ganar. El rival es accesible, lo que no quiere decir que esté ganado, ni mucho menos. Pero será más fácil o menos complicado, si lo prefieren, con una unión total. Me apunto a la campaña del ¡VAMOS SPORTING!