Por ver a un jugador en acción media hora abundante es complicado sacar conclusiones y menos cuando el ensayo se hizo tras una semana de fuerte trabajo. Ni siquiera el partido del miércoles en Torrelavega, ni el triangular de Portugalete va a servir de base para tener una idea definida de los nuevos.

Pero es inevitable tener una primera impresión, porque tanto el dinamismo de Rivera como las aisladas exquisiteces de De las Cuevas ya se dejaron notar. El alincantino va a ser tan spectacular como Diego Castro. Juan Pablo apenas tuvo ocasión de dejarse ver, pero parece que será un buen contrincante para Cuéllar en la lucha por la portería.

Lo que más preocupa es la defensa. Los 79 goles recibidos en la pasada campaña crearon una especie de obsesión. Es razonable. Por eso se mira con lupa a Gregory y a Botía. El francés es duro, fuerte y contundente. Preciado dice que engaña la lentitud. A mí me deja dudas. Botía es más técnico y tiene buena planta. Trata bien el balón. No sé cómo se desenvolverá con la inexperiencia.

Preciado está contento, porque cree que se acertó de lleno con todos los fichajes. Eso es bueno, lo mismo que acertar con los que tienen que llegar. La marcha de Canella obliga a traer otro refuerzo. Quizás un polivalente defensa para el centro y la izquierda sea lo conviente, sin olvidar que Botía y José Ángel, previsiblemente, van a estar un mes fuera entre setiembre y octubre.

Para la derecha parece que la solución es Pedro Santacecilia, una de las manzanas de discordia entre el cuadro técnico y la planta noble. Preciado y Emilio de Dios querían que siguiera a toda costa, aunque fuera el cuarto para el puesto de interior derecho. Los dirigentes creían más lógico buscar una cesión o una rescisión de contrato, pero tras ver que no se les admitió la propuesta de la renovación de Raúl Cámara, las estrategias parecen otras, sin demasiado feeling. De todas formas, lo que importa es acertar.

PD.: El Molinón tiene una enfermedad en su estructura que provoca silencio en el Ayuntamiento y preocupación en el Sporting. Dos años de retraso, 1,9 millones de euros tirados, unos vestuarios en precario y un futuro en el que no se ven las cosas claras. ¿Va a compensar el Ayuntamiento las pérdidas que esta situación ocasiona al Sporting y las incomodidades al sportinguismo? ¿No hay nadie que tenga la valentía de levantar la mano para asumir la culpa de una situación que exige algo más que una explicación?