En el régimen anterior, antes del 1976, la desaparecida Delegación Nacional de Deportes hizo un spot de televisión para promover el juego limpio.
En el cortometraje, de dibujos animados, un padre, acompañado de su hijo, profería exabruptos desde la grada en un partido de fútbol. Al darse cuenta del mal ejemplo que daba a su hijo, le aparecían los colores y se le apreciaba un gesto avergonzado.
Ayer, en Balaídos, el Sporting ofreció una imagen vergonzosa y preocupante. Poco hay que hablar del partido, porque el 3-0 resulta significativo ante un Celta que empezó vulgar y acabó engrandecido. En esta ocasión, los exabruptos fueron futbolísticos desde el césped y desde el banquillo. La frase me viene a la memoria: ¡qué bochorno, papi!
PD: Me imagino el cabreo de Vega-Arango. No creo que la disculpa de que estamos en pretemporada pueda ser admisible.