El empate de Valencia sabe a triunfo, No fue un partido para jugones. Había que emplear otras armas. El equipo de Emery está plagado de galácticos, pero cuando pudieron noquear a un Sporting diezmado -nunca mejor dicho- se lo creyeron y ahí estuvo su pecado. En cambio, el equipo de Preciado tuvo premio a su fe.
Gregory es un gran descubrimiento y Gerard dio muestras del mejor Gerard que conocemos.
El Sporting dio una lección de pundonor, de ambición, de no sentirse nunca derrotado. Ese es el sello de Preciado.