A medida que pasan los días se minimizan los sinsabores del último partido y aumenta la expectación, la ilusión y la esperanza ante la visita del próximo rival. el espectáculo de Pamplona fue tan lamentable que hasta en el mismo vestuario se asume el decepcionante papel desarrollado en el Reyno de Navarra.

Llega el Mallorca, que es la revelación del inicio de la competición liguera, aunque no tuvo rivales de relevancia. Lo mejor que hizo fue el empate en Villarreal. En la otra salida perdió en Sevilla. En su campo ganó los tres compromisos al Xerez, Tenerife y Valladolid, tres de los que están llamados a luchar por abajo.

Ganar al Mallorca me parece obligado. Es un equipo que se descapitalizó deportivamente y que tiene unos problemas internos que están siendo maquillados por buenos los resultados, pero es de los que puede estallar si tiene tres tropiezos seguidos.

Los tres puntos del domingo, además de obligados, son demasiado necesarios. Después del empate ante el Zaragoza, que no dejó buen sabor, y de la derrota en Pamplona, que provocó un aroma excesivamente amargo, no derrotar a los bermellones empezaría a sembrar unas dudas peligrosas en la vera del Piles, en un partido que tendrá dos estilos diferentes, por el carácter tan distinto de cada entrenador, pero el resumen de su objetivo será el mismo, o sea, lograr la victoria.

En estas situaciones es cuando el Sporting nota más la modélica afición que tiene. Esperemos que Preciado acierte con la alineación y que los mejores, con el respaldo de la grada, sean los artífices de un triunfo tranquilizador.

PD: Vuelve Teixeira Vitienes. Contra el Mallorca, en la campaña pasada, en El Molinón, pasó inadvertido. Ante el Athletic impidió el triunfo gijonés. En Riazor tuvo de todo, pero no se notó por el concluyente 0-3 de los rojiblancos. Demostró que sabe pitar bien. Sólo se le pide que lo demuestre.

PD: Habla Javier Dorado en EL COMERCIO. Es uno de los muchos ejemplos que a lo largo de la historia diferencian al Sporting de otros clubes.