Parece que hay coincidencia general en que el Real Madrid llega en un buen momento a El Molinón. La tesis puede reafirmarse después de haber visto la patética actuación de los ‘galácticos’ de don Florentino ante un vetusto Milan, por el que no se daba un duro. Los italianos dieron algunas pistas al Sporting de cómo se le puede hacer daño al equipo de un Pelegrini que empieza a estar tocado.

Anoche, el Real Madrid evidenció carencias defensivas importantes, que hacen pensar que es un equipo superable. Además, el conjunto madrileño está en una racha negativa. Las dinámicas también tienen su repercusión. Pero no se le puede mirar así a un enemigo con jugadores de extraordinaria calidad, como es el caso que nos ocupa. No hay que olvidar que los blancos son un rival que tiene raza y un poderío ofensivo que nubla la vista a los contrarios. Quizás el secreto esté ahí, en igualar la raza, cuando menos.

En la liga pasada, el ejemplo fue el 0-4. Un Sporting dormido se vio arrollado en sólo media hora por un equipo más limitado que el actual, pero con una calidad que demostró en el campo, sobre todo un ejemplar Raúl, al que llevamos retirando hace tres años, desde que Luis Aragonés le puso la receta de la prejubilación sobre la mesa de la selección.

Preciado parece decidido a apostar por los que ganaron en San Mamés. La dinámica es la opuesta a la de los madrileños, con una diferencia de cansancio, tanto físico como síquico, que juega a favor de los rojiblancos. Y no olvidemos el factor ambiente.

Pese a todo, el Real Madrid es favorito en este encuentro, Las quinielas y las apuestas van con los blancos, pero hay argumentos para pensar en que todo es posible. En 1957, el Real Madrid vino a El Molinón con diez internacionales y Di Stéfano a la cabeza de un equipo que coronaba Europa, sin conocer la derrota. Palmó por 3-0. De todas formas, el sábado un empate no sería malo, aunque estoy con Preciado en que primero hay que pensar en la victoria. Muchos hubieran firmado un empate en San Mamés o una derrota honrosa en Valencia. Lo que si habrá que pedir, ahora que los árbitros lucen colores granates, azules o amarillos, que Teixeira no se vista de blanco. Hubo tiempos enlos que el legendario Pirri pitaba más que el propio árbitro. El Sporting lo sufrió en sus carnes.

PD.: Desde aquí envío un saludo a Adolfo Suárez, un asturiano de la familia de los Cabranes, de Villaviciosa, que reside en la República Dominicana. Hizo coincidir un viaje a su tierra natal con la visita del Real Madrid, para prestar su apoyo desde la grada en un partido único. Desde la tierra caribeña donde reside trajo una original placa dedicada a este blog. Gracias y que siga disfrutando de los éxitos del Sporting. Sobre todo el del sábado.