Es la frase preferida de Vujadin Boskov para definir un acto desgraciado. Y es lo que puede repetirse con la nueva lesión de Cuéllar.
Las cosas más graves parece que se producen de forma tonta y cuando menos se espera. Esta mañana, cuando faltaban minutos para acabar el entrenamiento y empezar el puente del parón hasta la tarde del lunes, un mal gesto acabó con la rodilla de Cuéllar. El extremeño sufre una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Casi acabó la Liga. Al menso, eso se deduce de los primeros diagnósticos, que no dudan la necesidad de pasar por el quirófano, de lo que el portero emeritetese ya tiene experiencia.
Cuéllar tiene mala suerte. En la campaña anterior tuvo un esguince de tobillo y una rotura del tobillo derecho. Esta temporada empezó con otro esguince y ahora llega esta más grave.
Sólo queda desearle mucho ánimo a Iván Cuéllar, que pasa ahora los momentos más amargos y duros de la lesión.