En la temporada anterior el Sporting fue derrotado por el Villarreal por partida doble. En Gijón, en la quinta jornada, el equipo gijonés, después de cuatro traumáticas derrotas, le dio un repaso de juego al conjunto castellonense, pero el fútbol fue injusto con los rojiblancos, que salieron derrotados.
El partido se decidió por una picaresca del defensa Godin y una ineptitud del árbitro antequerano Paradas Romero, que pasó por alto una infracción que influyó en el desarrollo final del encuentro. En la vuelta, el equipo gijonés tuvo fases de mejor juego que los levantinos, pero la fragilidad defensiva cambió el rumbo del partido en unos minutos, con una clara evidencia de fragilidad en la retaguardia.
Esta temporada las cosas parecen diferentes, pero sólo en apariencia. La situación del Villarreal es atípica. El conjunto de Valverde tiene una plantilla con un presupuesto que duplica, por lo menos, la del Sporting. Pero la realidad es que el conjunto gijonés es sétimo y transmite unas sensaciones mucho mejores que las de la campaña anterior.
Del año pasado hay una cuenta pendiente con la mano de Godin. Es una forma de decir que hay que romper el gafe con el Villarreal. En las dos únicas visitas que hizo a El Molinón, en partido oficial, se llevó el triunfo. Hay que cambiar la dinámica.