En la planificación de esta temporada se había contemplado la incorporación de un tercer delantero. Se tenía prevista la ausencia de alguno de los dos atacantes específicos, por lesiones, sanciones o rachas de bajones de juego.

En agosto se cerró el cupo de fichajes después de las inversiones realizadas en cinco jugadores, que, dicho sea de paso, su rendimiento es notable o sobresaliente. El club optó por reservar dinero para atender los compromisos generados por el proceso concursal, antes que potenciar la plantilla.

Ahora surge un doble dilema. La lesión de Cuéllar obliga a buscar un portero o creer en las posibilidades de Raúl Domínguez, que fue el que hizo la pretemporada como tercer guardameta. Respecto al delantero, estar sólo con Barral durante algo más de un mes parece arriesgado. Estamos en una época en la que el dinero no es problema en este club, pero hay prioridades que no se atienden debidamente. Hay ejemplos palpables.

Las obras de El Molinón tuvieron una inyección importante del club, para que se finalizaran en tiempo y forma la reconstrucción de la tribuna Oeste tras su derrumbamiento. El coste para las arcas del club ascendió a casi 600.000 euros. Y no para ahí. Porque queda otro tanto o algo más para los proyectos de Mareo, propiedad que se quiere recuperar, si el primer equipo se mantiene en Primera. En este aspecto conviene recordar que para seguir en la Liga de las Estrellas es necesario tener una plantilla muy competitiva.

Está bien pagar las deudas concursales y colaborar con las inversiones municipales en El Molinón, pero dentro de un orden y sin olvidarse de que este club vive del primer equipo. Y en la ciudad también influye la categoría. Y en la región.

Para empecinamientos ya bastó el del lateral derecho en el verano, que salió muy bien, por cierto, con el descubrimiento de Lora. Bastó un simple partido de entrenamiento, pero para otras necesidades parece que en la casa no hay soluciones o las que existen no son del agrado de Preciado.