Pasada la resaca el empate ante el Valencia, ahora empiezan los preparativos para el viaje a Zaragoza. No viene en buen momento este partido, por el resurgir del conjunto maño, que se parece en poco al que tenía Marcelino.

Tras la destitución del técnico de Careñes, los dirigentes zaragocistas incorporaron siete jugadores, de los que seis son titulares, casos de los dos centrales, Jarosik y Contini, del centrocampista Edmilson, del interior Eliseu y de los delanteros Suazo y Adrián Colunga, además del portero reserva Roberto. El caso es atípico, porque un club con una deuda que supera los 150 millones de euros, según comentan por Zaragoza, hizo adquisiciones importantes, con jugadores que tienen fichas que el Sporting no podría asumir en la mayoría de los casos. Es un equipo muy cambiado, que mantiene una fuertre tensión en los marcajes, como ocurrió en El partido de la primera vuelta en El Molinón.

Aquí hacía falta un delantero diferente a Barril y Bilic, pero nadie quiso mover ficha. Ni el cuadro técnico, ni la plata noble. El único deseo es que en los tres meses que faltan para concluir la competición no tengan que lamentarlo los que tienen las riendas del club.

Zaragoza va a ser un destino masivo, pero nada fácil en el campo. El equipo aragonés está crecido tras el empate de Valladolid. Sería muy importante no perder, después de haberse reducido el colchón de trece puntos que había en la jornada doce, allá por noviembre, después de ganar al Villarreal, a cinco, después del triunfo del Tenerife sobre el Mallorca. La película del año pasado se reproduce, con un equipo que tiene mejores sensaciones defensivas, pero con peores guarismos ofensivos y una clasificación peor que la del año pasado.