El partido de Villarreal no pasará a la historia del Sporting más que para cuestiones estadísticas. El propio entrenador pensó más en el partido del martes al dejar en la grada a Rivera y Barral. Incluso dio lassensación de que no hubo derrota en El Madrigal, porque el Tenerife y el Valladoid no ganaron.
El primer tiempo fue desesperante, sin ideas, sin sentido y con demasiadas facilidades para un rival más técnico, que desde el primer minuto dejó muestras de querer ganar. Ver ayer El Madrigal fue motivo de orgullo. Apenas 10.000 aficionados, es posible que menos, con un equipo de campanillas, con internacionales españoles, italianos y brasileños. Si Gijón a contar con un plantel de este tipo, El Molinón revienta. No hay más que ver los dos centenares de seguidores que organizaron un viaje de larga distancia a una localidad que no tienen ningún motivo atractivo para ser visitada, salvo que juegue el Sporting.
Lo mejor de la jornada fue el empate del Heliodoro entre el Valladolid y el Tenerife. El colchón con el descenso es de once puntos y faltan siete partidos. El martes viene el Tenerife, con el agua al cuello. Su único alivio será ganar a los rojiblancos. Hasta un empate puede ser bueno, aunque si se juega como en el primer tiempo del partido ante el Villarreal o como contra el Xerez parece probable que haya que sufrir, sobre todo si la cultura balompédica de este equipo se mantiene enviando ‘melones’ al delantero centro y lejos de la zona de remate. Así resulta complicado ganar.
PD.: En el seno del Sporting hay una profunda preocupación porque las obras de la zona alta de la tribuna de preferencia, que cobijará las nuevas nuevas cabinas de radio no conluirán hasta metidos en octubre. Los chicos de la racio van a sufrirlo porque se les meterá entre el público o cerca. Es incomprensivble que no se haya preparado todo para que las obras empiecen al día siguiente del último partido de la temporada en el campo rojiblanco, que será el nueve de mayo. En el Ayuntamiento suelen escoger al concejal de Deportes para que dé la cara, sin que sea una parcela de su responsabilidad. A esto se llama proteger el desgaste político de los que están más arriba. Son cosas de los partidos que quienes no estamos en el ajo no lo entendemos.