Diego Castro está atravesando un momento complicado, sobre todo después de que Ángel Torres, presidente del Getafe, lo tirará a los caballos, como se dice en el argot futbolístico. Es lícito querer mejorar. Al gallego le llegó la onda de que podía cobrar mucho más en el Getafe que en el Sporting, además de tener la ocasión de jugar una competición continental, como la Europa League.
Creo que su antiguo representante y su padre no acertaron a llevar unas negociaciones coherentes, sobre todo con una persona que demostró tener muy poca clase y ningún escrúpulo, como es el presidente del Getafe, que no deja de ser uno de los muchos que pululan por ahí, en el mundo del fútbol. En la santa casa de Mareo también tenemos algunos que carecen de categoría para pertenecer al Sporting, pero el presidente no quiere tumultos.
Vega-Arango quiere convencer a Diego Castro para que acepte la oferta del Sporting. Económicamente, es inferior a la del Getafe, la que Torres dice que no negoció, con una postura similar a la que hizo con Pedro León hace un año, aunque tuvo que pagar la cláusula para lograr su objetivo. En este caso lo tiene más fácil. Pone 1,5 millones de euros encima de la mesa y asunto arreglado.
Me gustaría que Diego Castro siguiera de rojiblanco, pero el Sporting tiene unas limitaciones. No sé si pasar una situación tan complicada en el aspecto anímico como la que tiene ahora merece la pena por una diferencia económica, además de tener una influencia directa en su trabajo. Creo que el gallego es un futbolista con la cabeza muy bien amueblada, aunque me decepcionaría si después de todo lo que dijo Ángel Torres, acaba algún día en el Getafe. Aún está a tiempo de arreglarse en Gijón.