El partido de Guarnizo no nos enseñó nada. Más bien decepcionó, aunque la valoración de las pruebas no debe tenerse demasiado en cuenta. De todas formas, hay algunos detalles que destacan.
Por una parte, se están perfilando los equipos de modo que se aprecia a las claras quienes son más titulares que otros. Por otro, el estilo que va a tener el equipo, con un centro del campo en el que Eguren se encarga de repartir con autoridad, pero sin que se pueda esperar una responsabilidad en la organización, y un Rivera que hace un desgaste increíble y apoya la jugada de ataque, pero sin ser un organizador específico.
Por lo visto, seguirá la cultura del pelotazo, con los centrales como principales organizadores, a la espera de que los delanteros se estrellen con los defensas. La afición ya está empezando a cansarse de este estilo. Creo que cambiará cuando el juvenil Sergio empiece a coger la manija del equipo.
Las estrategias siguen siendo un problema. El gol del Racing nace en un córner, seguido de un doble despiste, con el amago de Munitis y la posición de Torrejón, libre de marcaje. Fue otra experiencia, aunque en la mayoría se vieron más individualidades que detalles colectivos.