Llegaba el Valencia a Gijón con varias modificaciones en la alineación en forma de rotaciones, casi pensando más en el encuentro ante el Manchester United, de la Champions del miércoles, que en el de El Molinón. Esa era la apariencia que parece que confió a los gijoneses. Ya lo había dicho Preciado, que esperaba que el rival afrontara este encuentro pensando más en el próximo. No fue así.
Sin embargo, el partido jugado en el campo gijonés fue una decepción. En tres minutos, del seis al nueve, se decidió el encuentro. Los que salieron pensando más en otras cosas fueron los nuestros. Los gijoneses tuvieron dos ocasiones de estrategia, pero ni asustaron. En cambio, la primera que llega en contra, gol, pese a la insistencia de entrenamientos de césped y vídeos tras haber fichado un especialista. A la siguiente jugada, un error espectacular de Gregory terminó de regalar el partido a un rival con calidad y oficio, en el que no se nota la ausencia de Silva y Villa.
La imagen dada ante el Valencia no tiene nada que ver con la de Barcelona. Perder ante el Valencia no es ilógico, pero la forma no fue la esperada, ni la más apropiada. Que nadie dude que a este Sporting le toca sufrir esta temporada como en las anteriores. Incluso es posible que más de lo esperado, por pensar y confiarse en que hay equipos peores. El problema está en que esos peores, por lo visto, tienen más sentido del fútbol que los rojiblancos.