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Manuel Rosety

Sportingmania

…y los nabos, en Adviento

Dice un sabio refrán español que ‘Cada cosa a su tiempo y los nabos, en Adviento’. Viene esto a cuento por el malestar de un amplio sector de la afición sportinguista con Preciado. Por las opiniones vertidas en los blogs, generalmente anónimas, además de gratis, el míster cántabro ya no es un ser querido en esta parroquia.

A nadie se le escapa que Preciado tiene detalles que no agradan a los seguidores más sensibles y el partido de Zaragoza es uno de los que los dardos de la equivocación apuntan de forma muy directa al entrenador. Me incluyo entre los que consideran que no tuvo una tarde afortunada, aunque puedan existir otras consideraciones, porque si Barrral, Bilic, Ayoze o Diego Castro llegan a estar atinados en las ocasiones de gol en las que participaron, a estas horas no estaría en la palestra este debate. Incluso si Gregory hubiera marcado a la distancia que debiera a Sinama en el primer gol o si Rivera no rifa el balón en el rebote del córner previo al segundo tanto local ahora estaríamos saboreando la dulzura de una victoria, a la que seguro que se le hubiera puesto algún pero, pero, al fin y al cabo, victoria.

Preciado cumple su quinta temporada en Gijón. Los más críticos verán en el montañés a un entrenador que subió de rebote, porque el demérito fue de la Real al perder en Vitoria, que mantuvo al equipo de milagro en su regreso a Primera y que el año pasado lo logró con titubeos.

Aunque en algunos conceptos no tengo los mismos criterios que Preciado, creo que no se le pueden quitar méritos por su contribución al ascenso, alas permanencias y a la composición de las plantillas. Una buena parte de los jugadores fichados vinieron a este club por ‘culpa’ de Preciado. Ya sé que no llegaron gratis, pero si no está el míster, es posible que su destino hubiera sido otro. Uno de los defectos que veo últimamente en Preciado es que mira demasiado el escaparate nacional. Es decir, que busca mucho la declaración espectacular para que la recojan las televisiones nacionales. Pero Preciado es así y no va a cambiar a sus años, que no son tantos.

En el fútbol, los augurios se hacen cada semana. Los que aciertan suelen presumir de sus vaticinios y los que fallan se olvidan de lo que dijeron. Son muchos los que expusieron sus pronósticos de que este equipo no iba a subir, que lo iba a tirar por la borda al final, que iba a descender y no sé cuantas cosas más.

Hablar ahora de prescindir de Preciado no me parece oportuno, aunque sí hay que pedirle que ponga el equipo a tono. Que no lo está casi dos meses después de empezar la Liga y tras una pretemporada más larga de lo habitual. Lo que tenga que sonar, sonará, pero cada cosa, a su tiempo, como dice el refrán. Y los nabos, en Adviento

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El universo rojiblanco tal y como lo vive su principal cronista


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