Se puede decir que borrón y cuenta nueva. Lo de Zaragoza tuvo una amplia repercusión, más incluso que muchas derrotas, pero la única realidad es que el domingo viene el Sevilla. Los andaluces son ahora un equipo recuperado de la mayoría de sus males tras la llegada del profesor Gregorio Manzano.
De todas formas, que haya llegado un nuevo técnico no quiere decir que el conjunto hispalense sea invencible. Ni mucho menos, aunque asusten los nombres de los Luis Fabiano, Kanouté o Negredo, por citar a los delanteros encargados del gol, o a los futbolistas de banda que los alimentan, como Perotti y Navas, si es que está ya para jugar.
Preciado empezará hoy a intensificar los preparativos con casi toda la plantilla al completo, en lo que se refiere a los lesionados, porque Novo parece que ya está a punto. Sólo faltarán los internacionales, de los que sólo Eguren es titular indiscutible, porque Botía está sancionado para el domingo. José Ángel entró en el último partido para suplir a Canella y Bilic es la tercera alternativa a los encargados de ocupar el eje del ataque.
El Molinón recibirá ahora de forma consecutiva a tres de los equipos más fuertes y que están llamados a ocupar la zona más alta de la clasificación. El Sevilla es el primero, pero luego lo harán el Villarreal y el Real Madrid. Entre ellos están las salidas a Getafe y Almería. No cabe duda que es un calendario duro y crudo. En estos casos suele decirse aquello de “hay que jugar contra todos”, aunque los efectos anímicos de la clasificación suelen tener repercusiones poco favorables cuando la clasificación se relaciona con los puestos de descenso.
Meterse en la zona de de abajo no es recomendable, aunque si en Gijón hay cierto temor a que las cosas no salgan del todo bien, en otros lugares, como Santander, A Coruña, Almería o Pamplona, por poner algunos ejemplos, tampoco tiran voladores.
En cualquier caso, lo que nos vale es lo de aquí. Que Preciado acierte con la tecla, que Alcácer tenga fortuna con la aplicación de las estrategias y que los artistas cumplan a la perfección lo que les diga el míster son las mejores fórmulas para sacar el partido adelante. Si se regalan contraataques y se mantiene el punto de mira desviado cuando se enfoca la portería contraria, seguiremos igual o peor. A ver cómo termina esta cuesta de octubre.