Además del virus Liga y del virus FIFA, esta semana pasó por Mareo otro virus, inesperado, pero que fue suficiente para minar la salud de la plantilla rojiblanca, en una semana en la parecía difícil que todo fuera bueno.

El jueves se cortó la buena línea con la lesión de Ayoze -¡vaya martirio que tiene el chico desde que llegó!- y los efectos del virus se afincaron en los goleadores de la pasada jornada.

El Getafe, que creo que tiene menos equipo que el de la pasada temporada, lleva una trayectoria irregular. En casa no es tan fuerte y parece que si se le aprieta fuerte en la presión puede sufrir. Luego está el acertar. Además, también tiene bajas y llega tras haber hecho un desgate importante en Stuttgar, donde, dicho sea de paso, no agradó y pudo ser goleado, aunque frente al Sporting van a jugar un equipo bastante renovado. En cualquier caso, de confinzas, nada. Este Sporting, si no juega al 120%, es difícil que gane a nadie, al menos, con autoridad.

A priori es uno de esos encuentros que se ven con cierto nivel de que pueden ser accesibles. Antes de jugar, un empate sería fenomenal, aunque luego puede que sepa a poco. El gran ausente es Diego Castro, quien me parece que tiene arreglado su futuro con un contrato millonario de casi cuatro millones de euros en tres años, más incentivos. ¿Qué equipo puede darle algo así? Está claro que el Sporting, no.

Pero esto son cosas que ahora no tienen influencia, porque los tres puntos del domingo se lucharán en el césped del Alfonso Pérez. Con permiso del virus, hay que jugar el partido. Las esperanzas de puntuar existen, pero sólo si se mantiene el grado de concentración del pasado domingo.