La derrota del Sporting ante la Real provocó que se empiece a echar cuentas. Unos lo hacen para ver cuando se puede salir de esta situación y empezar a alejarse de los puestos de peligro, mientras que otros calculan hasta cuando aguantará el entrenador.

Los números que valen son los que figuran en la clasificación después de cada jornada. No cabe duda que el Sporting lleva una línea de funambulismo poco recomendable, aunque no es nueva. El problema que ahora se le asigna a Preciado es el que marcan los resultados, porque el estilo de juego, de cambios en los partidos o de continuidad en las alineaciones es el mismo que tenía cuando llegó a Gijón y empezó a recibir alabanzas de todo tipo.

Lo que pasa ahora es que hay una serie de jugadores que el año pasado tuvieron un buen rendimiento y que ahora están más bajos, a lo que se suma que los que llegaron no mejoraron en la práctica lo que en teoría se esperaba de ellos. Esto suele pasar cuando se ficha sin ver o cuando se somete uno a los criterios de los intermediarios. Eguren y Novo, por poner dos ejemplos, no tuvieron un seguimiento de los técnicos en la campaña anterior como lo tuvo Sangoy. También pasó con Colin, a quien se conocía por vídeo.

De nada valen las lamentaciones, porque el único sentido práctico es sumar puntos. La salida al Cornellá-El Prat es complicada, pero no conozco ninguna salida que sea para pasearse. El Espanyol sólo sabe lo que es ganar en su campo. Alguna vez tiene que perder algún punto.

PD: Es posible que Xabi Prieto haya merecido dos picas en lugar de una si analizamos las dos jugadas en las que intervino, con un gol y una asistencia, aunque en el resto del partido me pareció que José Ángel lo tuvo bien controlado. No tengo ningún interés en influir en ningún juego, ni nada en contra de ningún futbolista. Digo esto en atención a los visitantes del denominado Comunio, a los que deseo mucha suerte en sus pronósticos para un futuro.