Después del ‘Caso José Ángel’ da la sensación de que en el sportinguismo se está abriendo una división. Eso es muy peligroso, sobre todo cuando el primer equipo tiene un inicio de año que puede ser más decisorio de lo que se piensa.
Con el entrenador en una situación inestable, una plantilla descompensada y que se intenta compensar, con rectificaciones en algunas decisiones, con poco dinero disponible y el enemigo frotándose las manos, da la sensación que nos movemos por un campo de minas.
En el caso José Ángel no pocos de los que se opusieron a su marcha propusieron como alternativa que el de Roces jugara de lateral, que se le pusiera por detrás de Canella o que se le pasara a la derecha. Como cada cual puede opinar, recomendar alineaciones no es difícil. El problema es que si luego no salen bien los cambios, la responsabilidad sólo es del que se sienta en el banquillo. Pero esto forma parte del fútbol. Lo que no debe admitirse es la coacción, la amenaza o el insulto.
Cuando en una familia hay problemas, afloran las discusiones. En estos casos, la mejor fórmula es la unión y la tranquilidad. Seguro que los sportinguistas de verdad, de corazón y de cabeza, van a optar por esta medida. Por simple necesidad. Y Felices Fiestas a todos. Como dice el presidente, a los disidentes y a los no disidentes.