El fin de semana tuvo una celebración triple, con satisfacciones futbolísticas el viernes, el sábado y el domingo, en diferentes categorías.
En fútbol Indoor, el espectáculo en el Palacio de Deportes fue digno de mención, con una victoria de 10-7 sobre el Oviedo de Paulo Bento. En La Liga de las Estrellas, el empate ante el Barcelona supo a triunfo y la victoria del Sporting B en el Carlos Tartiere, frente al primer equipo del Oviedo fue extraordinaria, bien trabajada y con una tensión muy sufrida por la crítica situación de los anfitriones.
Pero, una vez celebrados los triunfos hay que empezar a pensar en lo más próximo, que es la visita a Valencia. Vistos los resultados de la última jornada, la situación del Sporting en la clasificación es peor que la de la semana anterior, con sólo un punto sobre el descenso, pero se quitó al peor rival que luego les tocará a otros. Queda el regusto del dispositivo táctico utilizado ante los azulgrana, con disciplina, concentración y mucha intensidad.
Ahora toca el Valencia, que tiene otras connotaciones, por lo que el trabajo táctico deberá ser diferente. Todo lo que sea sumar algo en Mestalla también provocará celebración, aunque lo que más importa es hacer un fortín en El Molinón. Está claro que si se ganan los partidos de casa, la permanencia estará asegurada. Incluso se puede perder uno, sin sacar nada fuera, aunque es más conveniente hacer las cuentas semana a semana.
El Valencia tiene una trayectoria de las mejores, con sólo cuatro derrotas, la última hace dos meses y medio, en el campo del Real Madrid. En su campo sólo cedió una derrota, ante el Mallorca, y dos empates, contra el Atlético y Osasuna. Los de Preciado ya saben que dependen más de ellos que de los demás. Afrontar el partido como en Bilbao o Getafe será condenarse a la derrota desde el pitido inicial. Por eso, aunque se haya frenado al Barça, hay que seguir con las pilas puestas. Con las alcalinas.