El Sporting tiene este domingo un partido complicado. El Villarreal es de los equipos que más se aproxima al fútbol de toque del Barcelona, según están convencidos los artistas y su profesor. Los protagonistas también tienen claro que pueden dar la sorpresa, lo mismo que provocaron que saltara ante el Barcelona o en Valencia.

Esos dos partidos se tienen como referencia de lo que hay que hacer ante un Villarreal que llega después de ganar en el campo de uno de los tradicionales equipos alemanes, el Bayern Leverkusen, ante el que el Submarino demostró que, además de jugar, también tiene poderío físico. Potencia y aguante la tienen los rojiblancos, porque esta temporada se cambiaron los hábitos de la preparación, con el objetivo de estar mejor preparados para la segunda vuelta, que, hasta ahora, era una de las asignaturas pendientes de Preciado. Con Gerardo Ruiz, los chavales no necesitan pinchazos en las venas, ni polvos mágicos para correr más que los rivales.

Ante el Villarreal, además de correr y desgastarse 90 minutos, hace falta concentración, solidaridad y no cometer errores, sobre todo atrás. Y también confiar en el que el trencilla almeriense no tire por la calle del medio cuando vea un jugador amarillo en el césped del área gijonesa, con el índice señalando el punto fatídico y a roja en la mano.

Como decía Boskov, de inicio somos once contra once. No hay motivo para pensar en que no pueda repetirse la historia de Mestalla. Qué bueno sería un punto en este viaje, aunque quien sabe si al final se consigue y nos parece poco.