El Real Madrid siempre tuvo la vitola de ser un club señor. En las épocas de don Santiago Bernabeu o de don Luis de Carlos las relaciones con otras entidades eran excelentes. El Sporting no era menos. No se debe olvidar que en el ascenso de Carriega, en 1970, en la plantilla gijonesa hubo tres cedidos gratis del club madridista, Marañón, Tejada y De la Fuente, además de Miera.
En 1982, el equipo madridista jugó de forma desinteresada el partido conmemorativo del 75 aniversario, cuando tenía una tarifa inalcanzable para otro tipo de bolos. Incluso con Ramón Mendoza jugó un Villa de Gijón, en 1996, también sin ningún coste.
En el terreno de juego hubo otras historias, con arbitrajes inolvidables, como los de Borrás del Barrio o Riera Morro. Aquello sí que era villarato, pero barriendo para casa de forma descarada. En el famoso partido de Borrás del Barrio pitaba más Pirri, que corría casi siempre al lado del árbitro. Eso sí que era miedo escénico. Más cerca está Paradas.
Tras el partido del sábado, en Madrid sólo se habla de una mano involuntaria de Lora. Claro que González González pudo haber señalado penalti, como también debió haber expulsado a Lass, pero eso no interesa decirlo. Tampoco interesa analizar el gol del Sporting, con once toques en siete intervenciones, sin que ningún jugado del Real Madrid haya podido tener contacto con la pelota. Tampoco se reconoce la presencia de más de 3.000 seguidores rojiblancos en la capital de España, sin ningún incidente.
Me cuentan que hay programas nacionales que aprovecharon la mano de Lora para cebarse con el Sporting. Soy partidario de no ver esos ‘realitys shows’ interesados. En ellos, determinados profesionales tienen directrices marcadas, con las que siembran un antimadridismo que no le conviene a la institución que defienden por encima de todo y de todos. Lo malo es que en la mayoría de los casos, como el del doping, azulgrana, parece que hay alguien por detrás, con mucho poer y poco don para alimentar estas cosas.
En este momento, lo que más nos importa es que viene Osasuna, un rival peligroso con necesidad de puntuar, con un fútbol de los que se le atraganta al Sporting, pero al que es necesario ganar. Sin en Madrid siguen ladrando, será porque cabalgamos.