Bonito gesto, preciosa celebración y espectacular minuto de silencio en El Molinón. Creo que nunca se tuvo un respeto tan sepulcral en un signo de luto en el campo gijonés para rendirle a Preciado una muestra de cariño, compensatoria sólo en la medida de lo posible al comprarla con las bofetadas que le dio la vida. El míster se merecía una tarde así.
El Sporting ganó al Espanyol en un partido que no fue brillante, pero sí práctico, con un recital de juego defensivo. El guión de esta segunda vuelta es el que vale. Defender bien y aprovechar el contraataque. La rentabilidad es extraordinaria. Ahí están los números. Los rojiblancos tuvieron menos el balón que su rival, pero eso ahora no es un factor determinante.
Iván Hernández hizo un partidazo. Me pareció que se superó a sí mismo en la trayectoria que lleva. Botía estuvo casi a su altura. Nacho Cases dinamizó el juego y Nacho Novo, por fin, marcó en El Molinón.
Ojo, porque los tres sumados hoy no son aún los de la permanencia. Me gustaría sumar tres más, para tenerlo seguro, aunque a medida que pasen los días se podrán hacer las cuentas más aproximadas a lo que se necesitará. De momento, se respira tranquilidad.