En Málaga no pudo ser. Tampoco se hizo mucho para que fuera. El Málaga apretó el acelerador lo justo. El Sporting de la segunda vuelta podía haber puntuado en La Rosaleda sin despeinarse. No hizo mucho por ello, aunque amagó con detalles. Fue muy poco.
Preciado optó por hacer siete cambios. A veces, no entiendo mucho las intenciones del míster. Y en la planta noble de Mareo hay malestar por determinadas decisiones. Es desmesurada la metamorfosis que se aplica a un equipo, aunque el domingo, ante el Racing, se verá al mejor Sporting. Si la base de la reacción fue el trivote Rivera, André Castro, Cases, es de suponer que el técnico cántabro lo recuperará el domingo.
Viene el Racing de Marcelino. El año pasado, el conjunto cántabro se salvó gracias al Sporting. Los rojiblancos tuvieron fallos muy descarados. Esta vez será otra historia. Al menos, eso se espera, pero con triunfo gijonés, para viajar a Alicante con la permanencia asegurada.
El partido de ayer en La Rosaleda sólo pasará la historia del Málaga, porque aseguró la continuidad en Primera. Por lo demás, desde el bando gijonés, más bien para olvidar.