Al final se consiguió. No se si el Racing puso mucha o poca resistencia, pero lo cierto es que el portero racinguista Mario tuvo su noche, hizo el partido de su vida. El resto, entre que los zagueros visitantes se esmeraron en no hacer el ridículo y los delanteros rojiblancos se empecinaron en enseñar la pólvora mojada, hubo que sufrir más de lo que se decía en el guión.
La temporada empezó de uniforma aceptable, tuvo un bache monumental y una reacción espléndida, para acabar con algún titubeo. Ahora toca celebración, pero no debemos olvidar que no todo el monte fue orégano. Habrá que analizar si se logró un objetivo con éxito o se podía haber hecho algo más, sin tener que estar en esta situación.
Anoche sólo jugó no de los refuerzos de la temporada. Marcó un gol, el del triunfo. Novo lo materializó en su sitio, donde es efectivo, no donde el míster lo puso toda la temporada.
Se podrían analizar muchas cosas, pero ahora toca celebración. La semana va a ser larga. La composición de la plantilla, el cuadro técnico, el filial y Mareo darán que hablar. Habrá tiempo para todo.