Después de haber asegurado la permanencia con la victoria sobre el Racing, en el Sporting ya hay gana de vacaciones. Antes hay que cumplir con el formulismo de Alicante, en el que los no habituales tendrán la ocasión testimonial de lucirse, en un encuentro que es más para divertirse, frente a un rival ya descendido, con los ánimos alicaídos y escasa expectación.
La temporada fue bastante irregular. La primera parte tuvo dos fases, con una primera aceptable y una segunda que se puede calificar de horrible. Luego llegó la reacción de la segunda vuelta, en la que influyó la entrada de Iván Hernández en el centro de la defensa, el refuerzo de André Castro y el descubrimiento de Nacho Cases. Se llegó a un final feliz, aunque con algún tumbo por exceso de confianza en las últimas curvas.
La permanencia era el objetivo prioritario. La misión cumplida es más satisfactoria si recordamos el puesto de descenso y hasta de colista que el equipo adquirió tras la derrota ante el Málaga, en el partido inaugural del año. Ahora toda descanso, pero sin pausa, porque hay que preparar la plantilla de la próxima temporada a la que hay que darle un nivel más alto, con algunas bajas, a la espera de refuerzos. Antes queda por cumplir el trámite de la última parada.